24 Abr

Ser coherente. Siento, pienso, digo y actúo

Coherencia

Una de las cosas que nos puede inquietar más es ser coherentes en nuestra vida, tanto en el ámbito personal como profesional, pero ¿qué quiere decir “ser coherente”? De forma rápida os puedo indicar que se trata de tener alineados cuatro actos: sentir, pensar, decir y actuar.

 

Coherencia en el sentir, pensar, decir y actuar

Dos de estos actos son subjetivos, es decir, sólo nosotros podemos saber de ellos, pues sentir y pensar están dentro de nuestra mente. Cuando estamos conscientes de ellos cabe la posibilidad de que armonicen o no, en el segundo caso seguramente nos llevará a una reflexión o quizás un conflicto. Los factores que están en juego son diversos, pues decir que somos conscientes de ellos es un gran avance, aunque probablemente estemos a merced de que nuestro inconsciente nos juegue una mala pasada.

Los otros dos actos son objetivos, se trata de lo que decimos y hacemos, palabras y acciones. Cuando declaramos algo, estamos comprometidos a realizarlo, es una promesa de lo que ha de hacer y, detrás de ello, suponemos que la persona ha realizado una reflexión interna, lo ha pensado, tiene un acuerdo consigo misma entre lo que siente y piensa.

 

Tomando consciencia de la propia coherencia

Imaginemos que estoy con un grupo de amigos que son aficionados al baile de salón y me piden asistir a una reunión para apoyar a su asociación. He de responderles si me apetece asistir, antes de hacerlo lo pienso y encuentro que no siento ganas de ir, pero también pienso que lo debería hacer pues si no se lo tomarían a mal. Les digo que ahí estaré y quedamos en vernos al día siguiente. Al marcharme a casa continúo reflexionando sobre el compromiso recién adquirido y me doy cuenta de que realmente, por varios motivos, no deseo ir. Mientras camino, casi sin darme cuenta busco un buen pretexto para no ir, cuando me hago consciente de dicha búsqueda, la desecho pues me sabe mal mentirles. Tendré que ir, aunque no desee hacerlo.

¿Mi forma de actuar es coherente? El ejemplo, aparentemente, es sencillo; sin embargo, tiene algunos puntos donde podemos esgrimir si soy o no coherente. El primero de ellos es que, ante la invitación, tengo un momento donde reflexiono y me doy cuenta de que no quiero ir, veo mis argumentos y mi sentimiento, ambos de no asistir, pero, aun así, digo “claro que sí, los acompaño”. El peso que le doy a lo que van a pensar de mi me influye y digo un sí que no está en armonía con lo que siento y pienso. Por otro lado, encontrar un buen pretexto para evitar asistir a la manifestación me permitiría ser coherente conmigo mismo, pero a la vez entraría en conflicto con uno de mis valores, actuar de acuerdo con la verdad, y entonces al faltar a este, ya no sería coherente. Realmente, es complejo.

Al más puro estilo de cualquier comedia, mi cabeza da vueltas buscando sin parar alternativas a mi dilema, he de ser coherente o he de ser honesto, quizás fiel a mis amigos ¿qué es correcto hacer?

 

De la incoherencia a la coherencia

No es extraño tener sentimientos y pensamientos contradictorios, son motivo de muchos conflictos con nosotros mismos, ellos nos impiden tomar decisiones, actuar, nos causan inhibición, muchas veces ansiedad y otras cosas.

En el ejemplo previo, vemos las contradicciones entre lo que siento y pienso con lo que digo y actúo. Es fácil imaginar que esto me lleva a sentirme dependiente de los otros, a golpear mi autoestima y estar inconforme con mi estilo de ser. Si al hablar fuera más firme o fiel a mis ideas no tendría problemas de este tipo.

Otra variante puede ser una declaración, donde expreso lo que siento, pienso y lo expreso en palabras de forma pública, y en la cual me comprometo a realizar una determinada acción. No obstante, cuando llega el momento de actuar, lo hago de una forma opuesta a mi declaración.

Traicionar mis ideas puede estar sujeto a una manipulación que hago de los otros o bien una manipulación que hacen de mí. En fin, ¡hay tantas opciones! en todo caso, la ausencia de coherencia de mi conducta es evidente.

Si bien podemos pasar por alto muchas de nuestras conductas incoherentes, también sabemos en nuestro fuero interno que socavamos la confianza en nosotros mismos.

En diversos procesos de coaching ejecutivo o de psicoterapia hemos acompañado a personas que tenían esta dificultad y la han transformado, pudiendo recuperar su autoestima, confianza y autoliderazgo.

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¡Gracias!

Psicología y Coaching PS|CO

David Gilling, Psicólogo y Coach Senior, PS|CO

 

 

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