12 Dic

Trastorno depresivo persistente, distimia

Distimia

La Distimia es un trastorno depresivo que, actualmente, ha sido bautizado con el nombre de Trastorno depresivo persistente. En los trastornos depresivos, el rasgo principal es un estado de ánimo deprimido. Fundamentalmente, es triste; a veces, es vacío o irritable.
Dentro de la familia de los trastornos depresivos, el Trastorno depresivo persistente sería un primo hermano de la Depresión mayor y conllevaría un estado depresivo más alargado en el tiempo.

 

Síntomas y criterios de la distimia

La persona con trastorno depresivo persistente (distimia) tiene, además, varios de los siguientes síntomas: poco apetito o come en exceso, duerme muy poco o duerme en exceso, está fatigada y no tiene casi energía, se siente desesperanzada, su autoestima es muy baja, se desconcentra fácilmente o le cuesta tomar decisiones. Es importante conocer que todo esto no sea causado por otro trastorno o afección médica, ni sea un efecto secundario de alguna droga o medicamento.

Para que cumpla criterios de un trastorno depresivo persistente (distimia), en adultos, este “cuadro” ha de ocurrir la mayor parte del día y estar presente más días que los que está ausente durante, al menos, dos años (sin haber estado libre de estos síntomas durante más de dos meses seguidos). Ha de provocar un malestar clínicamente significativo o un deterioro en el funcionamiento social, laboral o familiar; es decir, se pasa muy muy mal y tiene serias repercusiones en la vida cotidiana.

hombre triste sufre trastorno depresivo persistente

Uno de los síntomas de la distimia es la tristeza prolongada en el tiempo, que afecta tanto a nuestro cuerpo, como a nuestra mente, incluidas nuestras relaciones sociales.

Características asociadas a la distimia

Por todo lo anterior, vemos que el trastorno depresivo persistente (distimia) tiene capacidad para alargarse en el tiempo y potencial para afectar a diversas áreas en la vida personal de quién lo vive y de sus personas cercanas. La calidad de vida disminuye bastante.

Parece que las personas con historia personal de factores adversos en la infancia (pérdida de los padres, separación, abusos…) y antecedentes familiares de distimia tienen una peor evolución. La existencia de otros trastornos (trastornos de ansiedad, trastornos de personalidad, trastornos adictivos…) y el estrés crónico dificultan su recuperación.

 

Tratamiento de la distimia

El tratamiento de la distimia es similar al de la depresión mayor. De manera óptima, lo más eficaz es combinar el tratamiento psicofarmacológico con la psicoterapia. Son más potentes juntas que por separado. El tratamiento psicofarmacológico habitual es el antidepresivo, aunque también en ocasiones son útiles otros fármacos; es recomendable que sea el psiquiatra el que valore qué pauta es la recomendable y durante cuánto tiempo.

Respecto a la psicoterapia, se ha visto eficaz la terapia cognitiva, la terapia conductual, la terapia cognitivo-conductual, la terapia interpersonal y la psicoterapia psicodinámica. El tratamiento psicológico es útil y actúa a muchos niveles, desde lo puramente sintomático hacia lo más profundo.

 

Tratamiento psicológico de la distimia

El tratamiento psicológico se encuadra dentro de unos objetivos a conseguir con la psicoterapia. Tiene muchas ventajas, entre ellas:

*  Mejora la sintomatología (insomnio, escasa actividad, desmotivación…)

*  Facilita el aprendizaje de habilidades concretas y de estrategias de afrontamiento adecuadas para las situaciones de la vida cotidiana

*  Se maneja mejor el estrés

*  Ayuda a aclararse en lo que de verdad se quiere y a hacer planes para conseguirlo

*  Es clave en el manejo de las recaídas y su prevención, ya que el riesgo de recaer es elevado. Esto se aborda antes de la finalización del proceso.

Es cierto que se requiere una disposición a empezar y mantenerse en terapia, así como a colaborar con el psicoterapeuta en la consecución de los objetivos planteados. Para ello, es básico poder hacerlo.

Queremos señalar que en muchas ocasiones cuesta empezar un proceso de psicoterapia y más aún, en momentos vitales con poca energía. Si esto pasara, una buena estrategia inicial sería ayudándose de los beneficios del tratamiento psicofarmacológico. Cuando el estado de ánimo y las fuerzas empiezan a recuperarse, sería un buen momento para consultar.

En todo caso, si te ocurriera algo así durante mucho tiempo te aconsejamos consultar. Como profesionales en psicología, te orientaremos en los abordajes psicológicos más idóneos para ti a través de la psicología clínica. ¡Te escuchamos!

 

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¡Gracias!

Psicología y Coaching PS|CO

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Maite García, Psicóloga clínica y Coach, PS|CO

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