13 Ene

Cómo facilitar el cambio. Resiliencia

Finales y principios de año suelen ser épocas de resúmenes y de deseos. ¿Qué he hecho? ¿Qué quiero conseguir? También, son tiempos de plantearse cambios en la vida y de cuestionarse si serán posibles. ¿Soy capaz de cambiar? El cambio que quiero, ¿será solo superficial?, ¿quiero y merezco un cambio más profundo en mí? Por eso nos parece el mejor momento para hablar de la resiliencia.

En muchas ocasiones, los procesos de cambio vienen motivados por situaciones adversas que se están viviendo. El cambio es deseado por lo mal que se está pasando. Se empieza a tener conciencia de no querer estar (o ser) de la misma manera y de no volver a repetir lo mismo en un futuro. Lo siguiente sería hacer un planteamiento para acercarse a aquello que se quiere.

Para que los “buenos” propósitos de cambio no se queden en nada, queremos fijarnos en aquellas personas más capaces de cambiar ante situaciones difíciles. Podemos aprender de ellas cómo manejarnos en situaciones no deseadas y cómo fomentar el cambio. Son las llamadas personas resilientes.

 

Qué es la resiliencia

La resiliencia se define como “la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” (Real Academia Española, RAE). Es la traducción de la palabra inglesa “resilience”. Etimológicamente, proviene del latín, de un término que significa “saltar hacia atrás”, “rebotar”, “replegarse”. Alude a “la capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido” (RAE). Y, de ahí, proviene el paralelismo psicológico, imaginemos un material que, aunque se estire, se aplaste, se moldee…, vuelve a su estado original cuando lo anterior finaliza.

La persona resiliente es capaz de sobreponerse de forma exitosa a la adversidad. Entendámoslo como un mecanismo no automático ni inmediato. Se requiere tiempo para sobreponerse, adaptarse y cambiar. También, requiere niveles de consciencia. Tiene componentes innatos y también adquiridos. Por una parte, parece ser que hay personas más proclives que otras a la resiliencia y, por otra parte, es posible aprender actitudes y estrategias que la promuevan. Tendría tanto una vertiente constitucional como otra vertiente de aprendizaje vivencial.

Hombre de negocios resiliente, encontrando el mejor camino

La resiliencia te ayuda a intentar sobreponerte aunque la situación sea difícil, buscando la mejor forma de salir de ella.

 

Situaciones en las que me beneficiaría ser más resiliente, ¿en qué?

Los ejemplos de situaciones en las que la resiliencia ayuda son múltiples, tanto en ámbitos laborales, familiares como sociales. Se dan constantemente situaciones potencialmente estresantes como elevada carga de trabajo, cercanía con la vulnerabilidad propia o ajena, responsabilidad por otras personas, ambientes laborales poco favorables, necesidad de estar emocionalmente disponibles y muchas otras más.

Al ser más resiliente, podría detectar antes cuando empiezo a desgastarme y tomar decisiones para cuidarme, ajustando mis expectativas de manera más realista. Podría conseguir una mayor capacidad de autorregulación emocional y una mayor perspectiva del sufrimiento (sin negarlo). Lograría una mayor flexibilidad al valorar otras ideas o puntos de vista y, tal vez, afrontando las situaciones de manera diferente a la habitual. Aumentaría mi capacidad de aprender de los demás y de mis propias experiencias.

 

¿Puedo ser más resiliente? ¿Cómo me entreno?

Para intentar contestar a estas preguntas, quiero nombrar a Lucy Hone. Es experta e investigadora de la resiliencia, primero en la Universidad de Pensilvania (Filadelfia, EEUU) y posteriormente en la Universidad de Christchurch en Australia, de donde es y reside. A raíz de un dramático accidente en el que falleció su hija, en su proceso de duelo, llegó a varias estrategias útiles en el desarrollo de la resiliencia. Las comparte en una emotiva charla, valiosa tanto para la resiliencia como para la elaboración del duelo.

Analiza tres estrategias de las personas resilientes en los malos tiempos, fáciles para todos, en cualquier momento y lugar. Son, de manera breve:

  1. Entender que las cosas pasan y saber que el sufrimiento es parte de la vida. Todos estamos expuestos a desgracias y sucesos adversos de todo tipo. La vulnerabilidad forma parte de la existencia humana.
  2. Centrarse también en lo positivo que hay en la vida y en aquello que sí se puede cambiar, sin negar ni olvidar lo ocurrido. Es decir, aceptando lo que lamentablemente ha sucedido y no se puede cambiar.
  3. Cuestionarse si la propia conducta y la manera de pensar nos ayuda o nos daña. Y, además, centrarse en lo que verdaderamente se sabe que nos ayudará a medio y largo plazo, con amabilidad y actitud autocompasiva.

Estas estrategias de las personas resilientes pueden ayudar a quienes no lo son tanto a entrenar su resilencia. A nadie le eliminará el dolor –eso no es posible en la vida real compartida, pero sí salir reforzado para el futuro venidero.

Queremos añadir que estas estrategias aumentan la conciencia sobre uno mismo al entrar en un proceso de aprendizaje experiencial desde el razonamiento de la propia experiencia. Pueden fomentar el emprendimiento hacia cambios de mayor envergadura en la propia vida, como plantearse el inicio de un proceso de psicoterapia o de coaching psicológico. En esto te podemos ayudar, ¡no dudes en ponerte en contacto con nosotros!

 

-Y ahora también te ofrecemos nuestros servicios de manera online

¡Gracias!

Psicología y Coaching PS|CO

Psicología y Coaching PS|CO

Maite García, Psicóloga clínica y Coach, PS|CO

related posts

LEAVE A COMMENT